TEXTOS GUIAS I.E SAGRADA FAMILIA, SEGUNDO PERIODO. AÑO 2022
AREA CIENCIAS SOCIALES Y COMPETENCIAS CIUDADANAS.
GRADO NOVENO.
DOCENTE EIVAR STERLING SANDOVAL.
SEDE MARIA MONTESSORI.
Nota aclaratoria: es deber del estudiante llevar a la
clase de Ciencias Sociales y Competencias Ciudadanas el texto impreso en hojas
de block.
También
el estudiante debe previamente realizar la lectura del texto para que participe
en la clase.
Docente:
Eivar Sterling Sandoval Grados:
Sede Central y María Montessori. Año
Lectivo: 2022 Período: segundo. |
Derechos Básicos de aprendizaje: 3. Analiza a crisis económicas dadas en la Colombia contemporánea y sus repercusiones en la vida cotidiana de las personas. 4. Analiza los cambios sociales,
políticos, económicos y culturales en Colombia en el siglo XX y su impacto en
la vida de los habitantes del país.
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Estándar:
1. Identifica el
potencial de diversos legados sociales, políticos, económicos y culturales como
fuentes de identidad, promotores del desarrollo y fuente de cooperación y
conflicto en América Latina y Colombia.
2. Analiza de manera crítica las transformaciones en las relaciones entre
naciones y sus formas de expresión en el arte, la política y la sociedad.
3. Participa de iniciativas democráticas en mi medio escolar o en mi
comunidad, con criterios de justicia, solidaridad y equidad y en defensa de los derechos civiles y políticos ü |
Competencias
a desarrollar
-Pensamiento
social.
-Interpretación
y análisis de perspectiva.
-Pensamiento
reflexivo y sistémico.
|
Las tendencias políticas y económicas de Colombia en las tres
primeras décadas del siglo XX.
En el siglo XX la economía colombiana estuvo marcada por tres hitos cruciales. Su inicio, que siguió al fin de la guerra de los Mil Días y a la pérdida de Panamá en 1903. La gran crisis económica de 1929-1932.
Lo sucedido en Colombia a lo largo del siglo XX no puede explicarse, sin embargo, sin analizar el legado del siglo anterior y, sobre todo, la evolución económica, política y social de las primeras tres décadas del siglo XX; es decir, los años que siguieron al final de la guerra de los Mil Días y la desmembración de Panamá, ocurrida en noviembre de 1903. Al finalizar el siglo XIX era perceptible el surgimiento del espíritu capitalista y de una clase empresarial, a pesar del conflicto político que condujo a la guerra de los Mil Días. La articulación que tuvo lugar desde los tiempos coloniales entre la minería del oro y el comercio, especialmente en Antioquia, fue fundamental para el proceso de acumulación de capital y para que surgieran empresarios dispuestos a aprovechar la oportunidad que se abrió cuando la expansión de la producción cafetera generó demanda de productos de consumo.
Los años veinte fueron testigos de la primera gran bonanza externa y de un auge económico sin precedente. El valor de las exportaciones colombianas se duplicó en solo cuatro años; entraron al país los fondos de la indemnización de Panamá y se abrió el crédito externo para la nación, los departamentos y los municipios. Por primera vez en la historia de Colombia hubo un período de holgura financiera, lo que dio lugar a nuevos fenómenos económicos y sociales, como el encarecimiento de los alimentos, el alza de los salarios y la intensificación de los conflictos laborales. Hubo desplazamiento de trabajadores del campo hacia el empleo en las obras públicas y exigencias de las clases sociales emergentes. El Estado respondió con reformas para manejar una economía de características diferentes a las del pasado y se organizaron el Banco de la República, la Superintendencia Bancaria, la Contraloría General de la República y las direcciones de Presupuesto y de Crédito Público del Ministerio de Hacienda. Pero la década terminó en medio de enormes dificultades económicas por el estallido de la crisis económica mundial de 1929, la caída de los precios del café en los mercados internacionales y el cierre abrupto del crédito externo.
Entre 1905 y 1930, el café registró una fuerte expansión. La producción del grano se multiplicó por seis: pasó de 500.000 a 3.000.000 de sacos por año en esos veinticinco años. En la década de los treinta, la industria manufacturera creció aceleradamente, como respuesta a las medidas adoptadas por el gobierno nacional para superar la crisis.
La crisis económica de 1929 creó las condiciones para la consolidación de estos dos grupos sociales: los cafeteros y los industriales. Su conformación determinó el modelo de conducción de la política económica en Colombia entre 1930 y 1990. Quienes formularon y manejaron la política económica en el país durante los sesenta años se vieron obligados a considerar y a equilibrar, en todo momento, los intereses de los cafeteros y de los industriales para lograr los objetivos que se persiguieron: generar divisas y modernizar el país.
En 1927 se fundó en Medellín la Federación Nacional de Cafeteros, entidad de carácter privado. En 1940 se creó, a su vez, el Fondo Nacional del Café como una cuenta pública estatal administrada por la Federación. Como consecuencia de este arreglo institucional, el Estado delegó la orientación de la política cafetera y la administración del Fondo —financiado con recursos públicos— a un organismo con representación privada y pública, el Comité Nacional de Cafeteros, y en el gerente general de la Federación, individuo que se convirtió desde 1937 en el rector del manejo cafetero en el país y, por consiguiente, en actor principalísimo de la política económica y del proceso de desarrollo colombiano.
En los gobiernos que se sucedieron desde 1930 correspondió al Estado mediar entre los intereses de cafeteros e industriales y tratar de acomodar sus políticas a ellos. Esto explica el tipo de manejo cambiario, monetario, financiero y fiscal diseñado y ejecutado por las autoridades: los ministros de Hacienda, los gerentes del Banco de la República y el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros. Por lo mismo, era necesario “saber de café”, conocer el detalle de los procesos de producción, beneficio, compra, almacenamiento, transporte y exportación del grano y, simultáneamente, entenderse con los industriales para incentivar y promover la actividad manufacturera. Responder a los intereses de los industriales explica, también, el diseño de los instrumentos de intervención de la política económica; por ejemplo, la estructura de los aranceles, los controles administrativos a las importaciones y las tasas de cambio múltiples.
La expansión del cultivo y la exportación del café en las primeras tres décadas del siglo XX, los cambios en la estructura de la producción cafetera en el país y el desarrollo de la infraestructura de transporte desembocaron en la creación de la Federación Nacional de Cafeteros en 1927. El poder político de los cafeteros se consolidó en los años treinta cuando se enfrentaron con el gobierno nacional, en particular durante la administración de Alfonso López Pumarejo (1934-1938), por el manejo internacional del país en materia cafetera y la relación con Brasil.
Si bien el crecimiento económico de Colombia durante el siglo XX fue sostenido y estable, fue “tan decepcionante como el de los demás países de América Latina”, como consecuencia de que la matriz de instituciones económicas y políticas conformada en Colombia desde los años treinta no creó los incentivos necesarios para la diversificación productiva y la competitividad internacional y más bien excluyó actividades económicas y grupos sociales.
El desarrollo de la actividad
cafetera y de la industria manufacturera se constituyó en el pilar de la
modernización colombiana: empujó la construcción de infraestructura física,
creó el mercado interno, aceleró la urbanización y modificó las estructuras de
poder en el país. Café e industria dieron lugar al surgimiento de nuevos grupos
sociales, a la unificación de las élites regionales y a la emergencia de una
nueva clase dirigente que giraba alrededor de estas dos actividades. Tuvo, de
otra parte, como ya se ha mencionado, costos importantes en cuanto a la
diversificación de la estructura productiva de la economía y a la concentración
de la actividad económica en el centro del país, en desmedro de otras regiones,
especialmente de la Costa Caribe, de la Pacífica y del oriente colombiano.
América Latina hasta 1.930.
Las
tendencias políticas y económicas de Latinoamérica en las tres primeras décadas
del siglo XX.
Las intervenciones de las
potencias Europeas y de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe fueron
recurrentes desde el siglo XIX. Si bien desapareció el sistema colonial, esas
potencias continuaron su injerencia económica, política, militar y diplomática
en las decisiones internas de los países de la región. La mezcla de estas tres
formas recibió el nombre de la “diplomacia
de las cañoneras”.
En 1.830, Estados Unidos firmó
con Gran Bretaña, el tratado Clayton-Bulwer, según el cual ninguna de las dos
potencias podía adquirir territorios en Centroamérica; a partir de entonces, la
intervención de Estados Unidos sobre algunos países caribeños y sobre Panamá,
que en ese momento pertenecía a Colombia, se hizo más fuerte. Durante 1.898, en
la guerra contra España, Estados Unidos le arrebató sus últimas posesiones en
América: Cuba y Puerto Rico, y las demás colonias ubicadas en el océano
Pacifico: Filipinas y Guam.
En noviembre de 1903, Estados
Unidos patrocinó la independencia de Panamá, con lo cual logro que quedara bajo
su control la construcción del canal interoceánico, situación que reafirmó su
poder en el caribe, después de la victoria conseguida sobre España.
El
Big Stick de Teodoro Roosevelt.
Con el nombre de Big Stick, se
conoce la política de intervención y rudeza contra América Latina, encabezada
por el presidente Teodoro Roosevelt, quien asumió el cargo presidencial entre
1901 y 1908, tras el asesinato del titular del gobierno de Estados Unidos,
William McKinley.
En su gestión, llevó a cabo
los postulados de la doctrina Monroe de 1823, consistentes en que Estados
Unidos velaría por la seguridad del continente americano contra cualquiera
intervención extranjera. Esta política de trato duro, intervenciones militares
y apoyo a las inversiones de los Estados Unidos en Latinoamérica, a cualquier
precio, recibió el nombre del “Gran
Garrote”. Por medio de ella la potencia americana se afianzó en América
Latina, dando a entender a las repúblicas de la región que no permitiría
ninguna manifestación contraria a sus intereses políticos, militares y
económicos. Para ello, vigilaría atentamente todas las circunstancias que
afectaran internamente a cada país o a la región en su conjunto.
La
guerra contra España y la independencia de Cuba.
La primera gran intervención
de los Estados Unidos se dio en la llamada Perla del Caribe en 1898, cuando aún
Cuba era colonia Española. La guerra consistió en el enfrentamiento entre
Estados Unidos y España por el control del Caribe. Los españoles, poseedores de
Cuba y Puerto Rico perdieron el conflicto, entre otras cosas por el apoyo que
recibió de la resistencia independentista en ambas islas por parte de los
estadounidenses y por la superioridad
militar de estos.
Lograda la separación de la
metrópoli. La isla no quedó exenta del intervencionismo estadounidense. Para
proteger las inversiones en las explotaciones mineras y en los cultivos de caña
e ingenios azucareros, así como para proteger a comerciantes y misioneros
protestantes. Estados Unidos decidió redactar la llamada enmienda Platt, la
cual se insertó en la Constitución Política de Cuba. Esa enmienda le permitió a
Estados Unidos el derecho de construir bases militares en Guantánamo, e
intervenir militarmente en la isla para proteger su independencia y mantener
según ellos un gobierno estable y democrático.
Tras la independencia isleña,
las fuerzas de Estados Unidos se retiraron en 1902, pero volvieron a ocupar la
isla entre 1906 y 1909, por la debilidad de los gobiernos de turno. Esto les
llevó a crear fuerzas militares criollas que, al servicio de los gobiernos,
favorecían el capital extranjero. De ese ejército surgieron los militares
suboficiales rebeldes que, bajo la comandancia de Fulgencio Batista, derrocaron
al Gobierno en 1933. Batista sería, al final derrocado por la revolución de
1959.
La
intervención en Panamá.
En 1903, Estados Unidos
aprovechó la coyuntura generada por la Guerra de los mil días en Colombia y
avivó en espíritu nacionalista panameño, para patrocinar la separación de la
región y la creación de un nuevo país. Estados Unidos entonces intervino en el
istmo, terminando el canal de Panamá, que había iniciado la compañía francesa
de Ferdinand Lesseps; para ello, contó con el beneplácito de Inglaterra, la
máxima potencia europea, que al no intervenir contra los norteamericanos, violó
el tratado Clayton-Bulwer.
Teodoro Roosevelt llegó a
afirmar: “Yo tomé a Panamá sin consultar al gabinete”, dando a entender que la
intervención de Estados Unidos en el rápido reconocimiento de la independencia
panameña fue obra suya, por lo que no necesitó de la participación de sus
colaboradores en el gobierno.
Para reafirmar su control en
la región y proteger la zona del canal, la cual le fue cedida a perpetuidad por
los panameños. Estados Unidos intervino con su infantería de marina, los
llamados Marine Corps, en los años de 1917, 1918 y 1925. La perpetuidad fue
modificada en el tratado Torrijos-Carter, de 1977, donde Estados Unidos se
comprometió a devolver el canal en 1999.
El panorama político de América Latina (1900-1930)
Comenzando el siglo XX
encontramos en América Latina tres grandes tendencias políticas que mostraban en
su interior la permanencia del siglo XIX, así como también las transformaciones
y modernizaciones características del mundo moderno. Estas tres tendencias son
las siguientes.
El
modelo oligárquico autoritario.
En este modelo se veía con
claridad la herencia del siglo XIX, donde los líderes poseedores del poder
político y económico impedían la participación de sectores sociales medios y
bajos en el control del Estado. Amigos del clientelismo controlaban a la
población en los procesos electorales, para su propio beneficio, obteniendo del
Estado garantías para proteger la propiedad privada, apoderarse de los
recursos, las riquezas públicas y la posibilidad de realizar negocios con
capitales extranjeros, esencialmente británicos y norteamericanos, por los que
a su vez eran manipulados.
Los políticos latinoamericanos
que seguían con este modelo reprimieron las manifestaciones sociales de
reivindicación. Utilizaban para ello la fuerza policiva y militar, legitimando
su empleo bajo tintes legales y constitucionales. Entre los países que
comenzaron el siglo XX con este modelo estaban: Colombia, Venezuela, México,
Cuba, Perú y Ecuador.
El
modelo liberal.
Otros países por el contrario,
buscaron modernizar las instituciones, poniéndolas acordes con los cambios
económicos y políticos que se presentaban con gran fuerza en el mundo
occidental. Permitieron entonces, el surgimiento de sectores sociales medios
con ideas políticas liberales, así como la aparición de movimientos sociales
obreros y campesinos, con reivindicaciones propias de actividades. Este modelo
facilitó la entronización de la ley como mecanismo para dirimir los problemas
entre ciudadanos y quito peso al autoritarismo personalista, característico del
modelo de Gobierno autoritario.
Los países que siguieron este
modelo vieron en los tres poderes-ejecutivo, legislativo y judicial-la perfecta
distribución de las responsabilidades en la administración del Estado y el
dominio de lo público. Esto favoreció su apertura al mundo, en la medida que
fueron más receptivos a los cambios y consecuencias que trajo consigo la era
industrial. Entre los países que siguieron este modelo encontramos a Argentina,
Uruguay, Chile y Brasil.
El modelo revolucionario.
Este modelo mostró las grandes
desigualdades sociales que se prolongaban desde las colonias hispanas en
América. La pésima distribución de la tierra, su principal riqueza, dejó ver
como unos pocos la acumulaban para su beneficio personal, inclusive
explotándola mal, mientras que la gran mayoría de campesinos e indígenas, en
una región netamente agraria, no podían acceder a su propiedad, teniendo que
vender su fuerza de trabajo a los hacendados y terratenientes.
En México, particularmente,
grandes grupos de campesinos e indígenas explotados se levantaron en armas
contra la oligarquía terrateniente, amparada por el Gobierno casi dictatorial
de Porfirio Díaz. Este ejemplo específico, marco para siempre las luchas agraristas
en América Latina.
América Latina y Colombia 1930-1950. Economía e Industrialización.
Transformaciones a inicios del siglo XX en
Colombia.
Aunque
la mayor parte de los grandes cambios en la vida de los habitantes del país se
produjeron a partir de la década de 1920, comenzaron ya a instalarse algunos
servicios y elementos característicos de las grandes ciudades. Bogotá por
ejemplo, contaba con un sistema de tranvías urbanos, alumbrado eléctrico,
acueductos y edificaciones de más de tres pisos. Así mismo, se implementaron
algunas reformas en los campos educativo, militar y económico.
La reforma educativa.
En
1903, el gobierno implementó la reforma Uribe, basada en el plan Zerda de 1892,
que introdujo ajustes al sistema ejecutivo y trazó los principios con los que
se desarrolló la educación en las décadas siguientes.
La
reforma mantuvo la financiación de la educación entre la nación, los
departamentos y los municipios;
introdujo la orientación industrial en la primaria y secundaria; y enfatizó en la educación cívica, que debía
buscar en maestros y estudiantes el amor por la patria, la exaltación del
nacionalismo y el recuerdo de los héroes.
Sin
embargo, la educación pública estuvo supeditada a los escasos recursos del
Estado, situación que se reflejó en la pobreza de las instalaciones y las
dificultades en la preparación de maestros; los colegios de carácter privado
brindaban mejores condiciones educativas a los estudiantes.
Por
otra parte, sólo un reducido número de mujeres especialmente de clase alta,
tenía acceso a la educación, la cual se limitaba a la enseñanza de la religión,
la lectura y la escritura, bordados, costura y nociones de historia, geografía
y economía familiar para proporcionarle elementos que facilitaran sus
desempeños como madres y esposas. Algunas mujeres realizaban estudios de
magisterio, que las capacitaba para ejercer como maestras, una profesión
socialmente aceptada y considerada como la prolongación de sus actividades
domésticas de atención y educación a la niñez.
La reforma militar.
El
objetivo de esta reforma, realizada durante el mandato de Reyes, fue convertir
a las fuerzas militares en un cuerpo completamente profesional, por encima de
intereses partidistas y personales, con la misión de salvaguardar las fronteras
de cualquier agresión foránea, así como de mantener la paz interior. Para
lograrlo se contactó a una misión militar chilena para que se encargara de
cambiar la instrucción militar. Los chilenos habían sido formados por los
prusianos, quienes les inculcaron tácticas y estrategias militares que habían
hecho del ejército alemán, después de 1870, el más poderoso de Europa
continental.
También
se buscó despolitizar el ingreso a la fila de los soldados, es decir, que las
fuerzas militares dejarían ser beligerantes políticamente y que no se
interesarían por problemas entre los partidos políticos. Para lograrlo, Reyes
motivó a los liberales para que enviaran, con toda confianza, a sus hijos a las
escuelas militares.
La
reforma militar fue criticada por los viejos comandantes militares
conservadores, victoriosos de la guerra de los Mil Días, que solo querían
seguir utilizando el ejército como un fortín político. A la postre, las
reformas tuvieron éxito a largo plazo en lo que concierne al mejoramiento del
estamento militar.
Las obras
públicas.
Durante
el quinquenio de Reyes, se construyeron aproximadamente 400 kilómetros de vías
férreas. Con ello logró unir el rio Magdalena en Girardot, con Facatativá; se
amplió el ferrocarril de Antioquia uniendo Medellín con el rio Magdalena, y se
construyó el ferrocarril del pacífico, que conectó a Cali con el puerto de
Buenaventura. Por otra parte, se creó el ministerio de obras públicas que se
preocupó por ampliar la deficiente red vial del país, de forma que fuera
posible viajar en coche de ruedas, por lo menos, por el altiplano
cundiboyacense. Durante su mandato, se importó el primer automóvil del país.
La reforma económica.
La
guerra de los Mil Días trajo al país crisis económicas que se manifestaron con
la devaluación del peso. Rafael Reyes alivió la situación creando una nueva
moneda, eliminando la devaluada anterior, lo que significó una mejora en los
ingresos de los colombianos. Impulsó la paridad con el dólar, es decir, que por
cada peso se cambiaría un dólar, facilitando las transacciones comerciales.
Por
otra parte, se estimuló la inversión de capitales extranjeros en el país,
condición que se creía necesaria para modernizarlo. Igualmente, se reanudó el
pago de la deuda externa, lo que significó que Colombia comenzaría a recibir
nuevos créditos externos.
Las
industrias recibieron beneficios en impuestos bajos y apoyo financiero,
representado en préstamos con intereses laxos. La agricultura de exportación,
especialmente la cafetera, fue subsidiada y patrocinada por medio de políticas
aduaneras favorables, como por ejemplo, bajos impuestos en la exportación del
producto y en la importación de insumos para el cultivo. Sin embargo, estas
medidas y las reformas, en general, no fueron suficientes para salir de la
pobreza económica en la que se encontraba el país.
La separación de Panamá.
Panamá
hacia parte de Colombia desde 1821 cuando los panameños decidieron participar
del proyecto bolivariano de la Gran Colombia. Sin embargo, a lo largo del siglo
XIX, algunos sectores dirigentes panameños habían manifestado sus intereses
separatistas en varias ocasiones. Pero la condición de zona estratégica y el
interés de las potencias mundiales, especialmente de Inglaterra y Estados
Unidos, por mantener la estabilidad política de la región, impidieron que tales
sentimientos tomaran fuerza.
Desde
mediados del siglo XIX, crecía paulatinamente la competencia entre las
potencias por asegurar su participación en la eventual construcción del canal
interoceánico. Estados Unidos buscaba neutralizar la influencia inglesa en
América Latina, por lo que en 1846, con el tratado Mallarino-Bidlack, obtuvo de
Colombia privilegios portuarios. Cuatro años después, en 1850, firmó con
Inglaterra el tratado Clayton-Bulwer, en el cual se estableció que ninguno de
los dos países obtendría el predominio sobre Panamá o Nicaragua, la otra región
donde podría construirse el canal.
Los franceses entran en escena.
En
1878, bajo la presidencia de Aquileo Parra, el gobierno colombiano otorgó la
concesión para la construcción del canal a la Compañía Universal, empresa
francesa dirigida por Luciano Napoleón Bonaparte y que contaba entre sus
ingenieros con Ferdinand Lesseps, famoso por haber construido el canal de Suez.
El convenio fue ratificado por el congreso nacional en mayo del mismo año. Sin
embargo, las adversidades del clima, los irregulares manejos financieros, la
corrupción y el desinterés del gobierno francés, llevaron a la quiebra de la
compañía. Ante la falta de recursos de Colombia para continuar la obra, estas
estuvieron que ser suspendidas.
Estados Unidos actúa.
Como
el gobierno Estadounidense no estaba de acuerdo con que los franceses
construyeran el canal, inició una serie de presiones financieras contra la
compañía y negocio con Inglaterra la anulación del Tratado Clayton-Bulwer,
quedando el camino libre para su intervención en Panamá.
Por
su parte, el gobierno colombiano, a través de su representante Tomás Herrán,
buscó establecer un acuerdo con Estados Unidos para la reiniciación de las
obras. En enero de 1903, se firmó el tratado Herrán-Hay, el cual autorizó al
gobierno Estadounidense para comprar los derechos a los franceses y construir
el canal. Además, le concedió el control, durante cien años, de una franja de
tierra de cinco kilómetros de ancho a cada lado de la vía y tres millas marinas
en cada océano. Colombia recibiría a cambio diez millones de dólares, la
cantidad anual de doscientos cincuenta mil dólares.
El
congreso colombiano no acepto las condiciones del tratado por considerarlas
nocivas para los intereses del país. La reacción de los panameños no se hizo
esperar. Declararon su independencia el 03 de noviembre de 1903, apoyados por
los Estados Unidos, que promovió el sentimiento separatista organizados por
miembros de la compañía del ferrocarril panameño. Tres días después, Estados
Unidos reconoció la independencia panameña y envió buques de guerra para
protegerla de cualquier agresión.
El
18 de noviembre se firmó el tratado Hay-Bunau-Varilla, mediante el cual Panamá
concedía a Estados Unidos el control, a perpetuidad, de la zona, para la
construcción del canal y renunciaba a toda participación económica de lo que
produjera dicha obra.
Aunque
las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos no fueron rotas, se
mantuvieron interrumpidas intermitentemente, mientras los negociadores de ambos
países buscaban un acuerdo en torno a un tratado definitivo. La solución se
presentó en abril de 1914, cuando el gobierno de Carlos E. Restrepo firmó el
tratado Urrutia-Thompson, en el cual Colombia reconoció la independencia de
Panamá, fijándose límites con dicho país, y Estados Unidos se comprometía a
pagar a Colombia una indemnización de 25 millones de dólares por los daños
causados en 1903. El tratado fue ratificado en 1921 y Colombia recibió el
dinero en los cinco años siguientes.
El quinquenio de Reyes.
En
1904, Rafael Reyes llegó a la presidencia con el objetivo de establecer una paz
duradera, mantener el orden e iniciar la modernización en la administración del
país. Su gobierno obtuvo el respaldo de nuevos grupos conformados por
industriales, propietarios de tierras y banqueros, interesados también que se
materializaron condiciones favorables para el progreso económico. Las primeras
medidas del gobierno de Reyes fueron vistas con complacencia, ya que solicitaba
la entrega voluntaria de armas a todos los ciudadanos, e invitaba a los
liberales a participar en su gabinete.
Para
debilitar los centros regionales de poder, que en el pasado se habían rebelado
contra la autoridad central, Reyes ordenó el fraccionamiento de los
departamentos tradicionales del país en unidades políticas y administrativas
más pequeñas. Así, los nuevos departamentos de Nariño, Huila y Caldas, se
formaron con territorios que habían pertenecido al Cauca, Tolima y Antioquia,
respectivamente. Estas divisiones dependían mucho más del gobierno central, con
lo que se empobrecieron los poderes regionales.
El
congreso se opuso a las medidas del presidente, motivo por el cual Reyes
decidió cerrarlo y convocar a una Asamblea
Nacional Constituyente y Legislativa, que lo acompañó hasta el final de su
gobierno. La asamblea, en la que participaron liberales, conservadores
históricos y conservadores nacionalistas, le dio una base de legitimidad al
mandato de Reyes, calificado como de
dictadura por sus opositores.
Medidas económicas.
La
política agraria de Reyes se basó en la producción de materias primas para la industria textil, el fomento a la
agricultura de exportación y la expansión de la frontera agrícola, mediante la
adjudicación de terrenos baldíos.
Con la aplicación de programas de crédito, el gobierno buscó promover la
producción industrial y agrícola. Se adelantó la construcción de vías férreas y
caminos carreteables, y se reglamentó la navegación por el rio Magdalena.
Para
atraer inversionistas extranjeros, alejados por la negativa imagen del país y
el hecho de que, las relaciones con Estados Unidos estuvieran suspendidas, el
gobierno cedió a inversionistas nacionales los yacimientos de petróleo de
Barrancabermeja y el Catatumbo y entregó en concesión las zonas bananeras a
empresas Estadounidenses para su explotación lo que generó fuertes críticas y
algunas manifestaciones de carácter nacionalistas.
Caída de Reyes.
Ante
el carácter cada vez más personalista del gobierno de Reyes y al contacto
directo que el presidente estableció con algunas fuerzas políticas no
partidistas como la Sociedad de Unión Industrial y Obrera de Bogotá y la
Sociedad de Cultivadores de Café, los partidos tradicionales se sintieron
excluidos en su función de intermediarios por lo que decidieron distanciarse de
él e iniciar una fuerte oposición que obligó a Reyes a dejar el poder en 1909.
Ante
la salida de Reyes, liberales y conservadores se agruparon bajo el movimiento
republicano, fracción que apoyó a Ramón González Valencia, quien gobernó el
país durante el tiempo que restaba el período presidencial de Rafael Reyes y convocó en 1910, una Asamblea Constituyente para reformar la
constitución de 1886.
Transformaciones
económicas y sociales a inicios del siglo XX.
La
Revolución Mexicana.
La Revolución Mexicana se
puede considerar como la mayor manifestación de inconformidad popular de
América Latina en los primeros cincuenta años del siglo XX. En esta revolución
que estalló en 1.910, los campesinos y todos los sectores populares vieron la
posibilidad de convertir en realidad todas las promesas que les habían hecho
desde mitad del siglo XIX, bajo las reformas liberales propuestas por el
mestizo Benito Juárez, entre las cuales la más importante era la distribución
equitativa de la tierra.
Etapas
de la revolución mexicana.
La revolución puso fin al
gobierno de Porfirio Díaz, conocido como el Porfiriato (1876-1911). Si bien
este se caracterizó por modernizar el país con la construcción de miles de
kilómetros de vías férreas, la introducción de plantas industriales e
hidroeléctricas y la explotación de recursos mineros como el oro, el cobre y el
petróleo, por otro lado protegió a los grandes terratenientes, a los cuales
vendió fraudulentamente más de 40 millones de hectáreas, lo que fortaleció el
latifundio. Reprimió brutalmente las manifestaciones contrarias a su régimen,
las cuales provenían del naciente movimiento obrero y de los campesinos
inconformes.
El levantamiento general se
inició en la ciudad de Puebla, en noviembre de 1910, y se extendió rápidamente
por todo el país, obligando a Porfirio Díaz a renunciar en 1911. En el
movimiento revolucionario, podemos hablar de cuatro etapas.
La etapa maderista.
Conocida así por el papel
desempeñado por Francisco Ignacio Madero, líder de la oposición al régimen de
Díaz, Madero estuvo en la cárcel, pero logró fugarse a los Estados Unidos, donde,
desde octubre de 1810, encabezó el movimiento contra el Porfiriato, bajo el
llamado Plan de San Luis de Potosí. Este documento pretendía devolver a los
indígenas las tierras que les habían sido arrebatadas a lo largo de la
historia, lo cual motivó a los campesinos a levantarse en armas contra el
Gobierno mexicano.
En esta etapa, surgieron, en
el norte del país Pancho Villa y en
el sur Emiliano Zapata. Estos dos
personajes incitaron a los campesinos e indígenas, para que se apropiaran de
parcelas de tierra, a medida que conformaban grandes ejércitos y la revolución
se extendía por todo el país. Por su parte, Madero, quien había regresado a
México proveniente de Estados Unidos, armó un ejército numeroso para poder
negociar con Porfirio Díaz. Su táctica consistió en evitar que los ejércitos de
Villa y Zapata siguieran su paso triunfante, hacia el centro de la república.
Así, en mayo de 1911, Díaz renunció a la presidencia y Madero entró triunfante
a la Ciudad de México, donde fue elegido presidente, olvidando desde su nueva
posición los problemas que motivaron el levantamiento campesino e indígena.
La
extensión de la revolución.
El objetivo de Madero, como
presidente del país, era detener las fuerzas revolucionarias de Zapata y Villa,
quienes firmaron en 1911, el Plan de Ayala. Esta preveía la entrega de tierras
a todos los campesinos y la conformación de tribunales revolucionarios para
juzgar a los terratenientes. Estas medidas atemorizaron a la burguesía y a los
grandes propietarios, quienes presionaron a Madero para que, con el ejército,
reprimiera la revolución, que ya se había tomado el centro del país.
Crisis
y represión.
La crisis del gobierno de
Madero fue aprovechada por Victoriano Huertas, antiguo lugarteniente de
Porfirio Díaz, Huerta ordenó el asesinato de más de dos mil personas en la
capital mexicana, en lo que se conoce como la Semana Trágica, en febrero de
1913. Igual suerte corrió el presidente Madero, mientras su asesino, Huertas,
asumió la presidencia del país, con el apoyo de Estados Unidos.
La insurrección agraria
conoció a un nuevo líder Venustiano Carranza, quien proclamó el Plan de
Guadalupe, que dejó de lado las reivindicaciones sociales de campesinos e
indígenas. Carranza derrocó a Huerta en julio de 1914 e ingresó a la capital
mexicana, aprestándose para taponar el avance de los ejércitos de Villa y
Zapata.
El
triunfo de Carranza.
Desde abril de 1915, Carranza
emprendió la lucha por el poderío militar contra el ejército del norte,
comandado por Villa. Los villistas sufrieron numerosas derrotas a lo largo de
1915, lo permitió que Carranza planteara su nuevo programa, con algunas
reivindicaciones campesinas y obreras. Por su parte, los zapatistas, al sur del
país, también sufrían serias derrotas a manos de los carrancistas, los cuales dominaron
la totalidad del país a finales del año.
El año 1916 se caracterizó por
la represión contra los movimientos obrero y campesino; la supresión de
garantías constitucionales y del derecho de asociación y huelga; el asesinato
de numerosos líderes revolucionarios, incluyendo el de Zapata, en el año de
1919. Sin embargo, en la constitución de 1917, los pocos revolucionarios que
sobrevivieron obligaron a Carranza a plasmar algún contenido social, como la
sindicalización de los trabajadores, una tímida reforma agraria, la separación
entre Iglesia y Estado y los derechos políticos para la mujer.
Las
reformas revolucionarias.
A pesar de las derrotas de los
agraristas de Villa y Zapata, los revolucionarios lograron plasmar, por lo
menos de la Constitución de 1917, reformas que la mostraban como una de las más
avanzadas del mundo:
1. Se declaró
inconstitucionales tanto a los terratenientes como a los latifundios. Esto
significó la posibilidad de distribución equitativa de la principal riqueza, la
tierra.
2. En materia laboral, se
obtuvieron los siguientes avances: jornada de trabajo máximo de ocho horas
diarias; prohibición del trabajo nocturno, peligroso e insalubre para mujeres y
niños menores de 16 años; un mes de descanso después del parto para las mujeres;
derecho de asociación y de formación de sindicatos, y derecho a la huelga.
Secularización de
los bienes de la iglesia, dando por entendida la separación de esta y el
Estado.
La
economía latinoamericana.
Los primeros años del siglo XX
en materia económica se caracterizaron por la continuidad en la forma de
explotación de los recursos naturales en algunas regiones. Esto quiere decir
que el continente siguió dependiendo de la mono producción de cobre, estaño y
petróleo, importantes para el desarrollo y auge de las nacientes industrias.
Así, se constituyeron economías de tipo mono exportador, en las que por lo
menos el 50% de los ingresos de un país por exportaciones dependía de un solo
producto. Esta economía exportadora perfiló a América Latina como una región
dependiente y ubicada en las periferias capitalistas.
El capital extranjero,
principalmente estadounidense, invirtió en la agroindustria, explotando los
recursos naturales por medio de la economía de enclave. Esto trajo como
consecuencia cambios ecológicos importantes. Grupos de indígenas y pequeños
campesinos fueron despojados de sus tierras fértiles. Para incorporarlas al
sistema productivo. En esa tierra, se hicieron transformaciones para cultivar
productos tropicales, como las frutas, entre ellas el banano; difícil de
cultivar en zonas de latitud media.
De esta forma, podemos afirmar
que, económicamente, el continente siguió dependiendo de los recursos
extranjeros. Continuó siendo exportador de materias primas, restringiendo la
capacidad industrial y acomodando la exportación de recursos naturales, mineros
y agrícolas, a los intereses y necesidades de los mercados industrializados.
América Latina (1930-1950)
Economía
e industrialización.
En las primeras décadas del
siglo XX, muchos países de América Latina continuaban siendo exportadores de
materias primas; más del 50% de la economía dependía de la puesta en el mercado
internacional de un solo producto, agrícola o minero. Con la crisis de 1929, la
problemática de los países latinoamericanos se agudizó por que las
exportaciones de las cuales dependían descendieron más del 65% lo que trajo
como consecuencia el desempleo, que llegó al 50%. De esta forma, salvo
Argentina, que tenía mercados asegurados para sus productos, los demás países
de la región declararon su insolvencia, para responder por las deudas y los
compromisos internacionales.
La
industrialización por sustitución de importaciones.
La crisis del sistema de
importación de recursos naturales y la imposibilidad de importar a gran escala
por no tener con qué pagar motivó a los países latinoamericanos a implementar
la política de industrialización para sustituir importaciones. Ello significó
generar industria local, capaz de producir los artículos que antes eran
importados del extranjero. Esta política se vio favorecida por la Segunda
Guerra Mundial, donde las grandes economías mundiales involucradas en el
conflicto se dedicaron a producir material bélico, dejando de proveer artículos
a sus mercados, uno de ellos América Latina.
Los principales rasgos de la
industria latinoamericana fueron:
1. Los adelantos técnicos se
implementaron, primero, en las economías mono productoras; luego, en las
dedicadas a la transformación de las materias primas y, por último en la
industria básica de alto nivel, como la realizada en Brasil.
2. En cuanto al capital
invertido desde el extranjero, comenzó a preferirse el estadounidense, que
entró a desplazar al británico. Igualmente, se invirtió más en procesos de
transformación de materias primas, que en los simples procesos extractivos de
recursos naturales.
3. Los países latinoamericanos
emplearon diversas estrategias para fomentar su industria: proteccionismo
fiscal, inversiones públicas, apoyo a las inversiones privadas, desarrollo de
instituciones públicas de fomento, canalización de inversiones extranjeras
entre otras.
4. La industrialización se
acentuó a medida que las condiciones internacionales obligaron y favorecieron
políticas de fomento. Es claro que la depresión de 1929 y la Segunda Guerra
Mundial obligaron a la región a sustituir importaciones.
5. La industrialización
permitió el reconocimiento de sectores sociales como la clase obrera y las
clases medias; estimuló el crecimiento de las ciudades y el mejoramiento de los
servicios públicos.
Los principales polos de
desarrollo industrial en el continente se concentraron en Rio de Janeiro, Sao
Paulo, en Brasil. También, en ciudad de México y Monterrey, en México, y en
Buenos Aires, Argentina. En Colombia, despuntó la ciudad de Medellín. En países
como Venezuela, Chile y Bolivia, la producción industrial estuvo ligada
directamente a la explotación de recursos minerales como el petróleo, el estaño
y el cobre, respectivamente. En las repúblicas centroamericanas, esa producción
se encaminó a la agroindustria, en la explotación de productos como el banano y
las frutas tropicales.
El populismo y los movimientos populistas.
El populismo en América
Latina.
Con
este nombre se conocen los movimientos políticos latinoamericanos que se
fortalecieron a partir de la crisis de
1929 que contaron con el apoyo de los sectores populares. Dichos movimientos se
caracterizaron por querer construir una economía nacional fuerte y con
identidad propia. Sin embargo, el fenómeno populista fue muy heterogéneo,
presentó características comunes y diversas, siendo las primeras las que le
dieron el carácter político continental.
Los
movimientos populistas nacieron en la década de 1920, pero adquirieron
importancia después de la crisis de 1929. El temor a levantamientos
revolucionarios de los sectores inconformes con las consecuencias de la crisis
produjo una serie de golpes de Estado; en su mayoría de carácter conservador,
que buscaron atenuar el impacto de la crisis y brindarle a los sectores
populares urbanos garantías para mejorar sus condiciones de vida.
Estos
movimientos se consideran de carácter conservador, porque se basaron en la
defensa de las tradiciones religiosas y de la autoridad. La difícil situación
que tuvieron que afrontar casi todos los países de la región hizo que la
burguesía y la pequeña burguesía, conformada por profesionales, comerciantes,
intelectuales, tomaran conciencia de la situación y realizaran reformas
estructurales que permitan el desarrollo capitalista en sus países. Las
principales reformas consistían en la mejor distribución de la tierra y en
generar políticas proteccionistas que favorecieron a la naciente industria.
¿Quiénes apoyaron al
populismo?
Los
movimientos populistas se iniciaron con la dirección de las burguesías
nacionales, formadas o consolidadas por la crisis de 1929. El bajísimo nivel
industrial hizo de la burguesía una clase social débil, que buscó apoyo en los
sectores de la pequeña burguesía y en la naciente clase obrera.
La
clase media compuesta por empleados públicos, comerciantes y profesores, entre otras
fue beneficiada por el discurso populista, en la medida que este mostró la
intención de mejorar la calidad de vida de los habitantes de las ciudades.
De
otra parte, la clase trabajadora fue otro foco de interés de las ideas
populistas. Para atraerse el apoyo de los sectores obreros, los Gobiernos
populistas se preocuparon por adecuar una legislación acorde con los intereses
de esos aliados. Adoptaron, entonces, leyes obreras avanzadas en materia
salarial, de previsión y de seguridad social. De esta forma, los gobiernos
populistas se aseguraron de tener respaldo de obreros reacios a la influencia
de los discursos marxistas.
Debe
tenerse en cuenta la estructura poli clasista del populismo, ubicado
esencialmente en sectores urbanos y atendiendo a las dinámicas del crecimiento
de la ciudad, la migración rural, el auge industrial y la aparición del sector obrero y la clase media.
El
populismo fue un sistema débil y precario, debido a los conflictos de intereses
de los grupos que lo respaldaban, los cuales entraban permanentemente en
contradicción.
Preguntas:
1.
¿Cómo influyó la crisis de 1929 en la economía de los países latinoamericanos?
2.
Explica la relación entre la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo industrial
de América Latina.
Principales características
del populismo.
Fue
un fenómeno esencialmente urbano, debido a que los sectores populares que lo
apoyaron se encontraban ligados a la industrialización y habitaban las
ciudades.
Su
base social estaba conformaba por los diversos sectores de las ciudades, los
cuales no contaban con autonomía política, porque dependían de líderes que los
guiaban y les indicaban qué hacer en materia política.
Los
sectores populares se identificaban con líderes provenientes de otros sectores
sociales. Esto significa que, en la mayoría de los casos, los dirigentes
políticos populistas dependían de las clases sociales acomodadas, superiores a
las de los sectores sociales.
Los
movimientos eran dirigidos por líderes carismáticos, respetados y obedecidos
ciegamente, tanto así que los sectores populares capaces de cualquier cosa con
tal de hacer respetar a sus dirigentes. La democratización no se presentó. La
tendencia era el autoritarismo que se respaldó en el sistema corporativista, es
decir, cada sector social tenía la posibilidad de elegir representantes a los
estamentos legislativos como el congreso. Sin embargo los sectores populares
eran vistos como inferiores por las clases sociales acomodadas a pesar de ser
la fuerza del populismo.
Principales movimientos populistas.
Getulio Vargas (Brasil) |
Lázaro Cárdenas (México) |
Juan Domingo Perón (Argentina) |
Acusado de vínculos con
las potencias del eje y de actividades fascistas y pronazis. Centralización del poder
al eliminar la participación política de la oposición. Centralización de la
dirección de la economía brasileña y propicia la intervención del Estado en
ella. Promovió la
sindicalización obligatoria de los obreros. Estimulo la industria
nacional. Acusó a los países
extranjeros de intervenir política y económicamente en Latinoamérica.
|
Puso fin al conflicto
con la iglesia católica, que derivó en la guerra con los cristeros, en la
década de 1920. Impulsó la reforma
agraria que expropió y repartió tierras. Organizó la educación
rural para los hijos de los campesinos. Apoyó la sindicalización
y la formación de centrales obreras. Nacionalizó las empresas
de servicios públicos y de transporte como el ferrocarril. Nacionalizó la
explotación del petróleo. |
Se opuso al
intervencionismo del capital extranjero en asuntos políticos internos. Propuso una política
económica fuertemente proteccionista y nacional. Patrocinó la expansión
industrial. Encarnó la dictadura
personalista apoyada por sectores populares. Reprimió a la oposición
y censuró la prensa. Se le acusó de ser
simpatizante del fascismo y de las dictaduras de derecha como la de Franco en
España. |
Otros movimientos
populistas.
El
APRA Alianza Popular Revolucionaria Americana fue la primera organización
reconocida como populista. Fundada a mediados de los años 20 por el peruano
Víctor Raúl Haya de la Torre, planteó la necesidad de valorizar la situación
social de la región latinoamericana buscando solución a sus problemas a partir
de la identidad regional.
El
APRA influyó en la creación, en Bolivia, del Movimiento Nacionalista
Revolucionario, el cual apoyó en los años 40 las reformas emprendidas por los
gobiernos militares de derecha. Igual sucedió con el gobierno de Víctor Paz
Estenssoro, quien llevó a cabo la revolución boliviana de 1952, continuada por Hernán
Siles Suazo, entre 1956 y 1960, en la que se nacionalizó la riqueza minera y se
emprendió la reforma agraria.
En
Guatemala, un grupo de jóvenes militares antiimperialistas y progresistas se
formó alrededor de Jacobo Arbénz. Elegido presidente en 1951, Arbenz emprendió
reformas agrarias y nacionalizaciones, pero fue derrocado por la oligarquía
terrateniente con el apoyo de la CIA de Estados Unidos y la United Fruit
Company.
Por
otra parte en Chile, el general Ibañez, de tendencia ultraderechista, fue elegido
en 1952, donde mostró tendencias antiimperialistas y populistas con el apoyo de
los obreros, lo cual no impidió que reprimiera violentamente las huelgas de los
mineros en 1957.
En
Colombia, el populismo fue menos fuerte. Fue apoyado por Jorge Eliecer Gaitán y
el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), quien buscó imitar
el modelo peronista de populismo.
Período
de la violencia.
Violencia de los años treinta.
Olaya Herrera puso en marcha la estrategia de
Concentración Nacional, con lo cual impidió por lo menos en Bogotá, que los
conservadores asumieran posiciones radicales contra los liberales. Situación
diferente ocurrió en la provincia, pues en regiones como Antioquia, los
Santanderes y Boyacá, los conservadores decretaron la desobediencia civil o
desacato a las órdenes provenientes a la capital del país y la no entrega de
alcaldías a los visitantes. Los enfrentamientos políticos permitieron que,
durante toda la década de los 30, se presentaron continuas masacres y atentados
contra los integrantes de ambos partidos.
La liberalización forzada del país, por medio
del control de las alcaldías y las gobernaciones hasta ese momento controladas
por los conservadores, tenía por objeto conseguir que, en las siguientes
elecciones para el congreso y
presidencia, el partido liberal obtuviera el triunfo en las regiones donde
tradicionalmente el partido conservador ganaba, logrando de esa manera
prolongarse en el poder. A esto se sumaba la capacidad que tenía el gobierno
liberal para efectuar fraude en las elecciones.
CARACTERÍSTICAS
GENERALES DEL PERIODO DE VIOLENCIA EN COLOMBIA.
La
Violencia es un período histórico de Colombia,
comprendido entre 1948 y 1960. Se caracterizó por el enfrentamiento entre los
partidos Liberal y Conservador, incluyendo
asesinatos, agresiones, persecuciones, destrucción de la propiedad privada y
terrorismo por el alineamiento político. Algunos autores sitúan este periodo
hasta 1953.
El detonador del enfrentamiento fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, candidato
presidencial de los liberales, el 9 de abril
de 1948;
en respuesta a ese hecho ocurrió una serie de protestas y actos violentos a los
que se conoce como el Bogotazo.
Algunos
factores que contribuyeron a la prolongación de La Violencia fueron los temores
anticomunistas de la clase dirigente, la privatización de la propiedad privada,
la existencia de un rígido sistema de partidos que solo permitía la
participación de dos partidos políticos.
En
el año 1957, el Partido Liberal y el Partido Conservador
formaron una coalición llamada el Frente Nacional para poner fin a la
violencia. Mediante este acuerdo los dos partidos acordaban apoyar a un único
candidato presidencial y se dividían todos los cargos oficiales por igual. De
esta manera se logró estabilidad política por 16 años. Una oposición no
esperada se llevó a cabo por aquellos partidos que no habían sido involucrados
en el acuerdo, como la Anapo o Alianza Nacional Popular organizado por el
depuesto general Gustavo Rojas Pinilla.
EL BOGOTAZO.
Se
conoce como Bogotazo al período de protestas, desórdenes y
represión que siguieron al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril
de 1948
en el centro de Bogotá. Se considera este uno de los primeros actos urbanos de
la época conocida como La Violencia.
El
éxito de Galán era que como político se acercaba a la gente. En ese entonces no
había ningún político conservador o liberal se acercara a los votantes.
El
9 de abril de 1948, el caudillo liberal se encontraba en su despacho con Plinio Mendoza Neira, Pedro Eliseo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla, salen a
almorzar a la 1:00 pm y saliendo del ascensor, Mendoza Neira toma del brazo a
Gaitán y se adelantan al resto de personas, al llegar a la puerta Juan Roa
Sierra dispara sobre el político. Tres balas impactaron en el cuerpo
del abogado penalista y dirigente liberal causándole la muerte pocos minutos
después en la Clínica Central, mientras
su amigo, el médico Pedro Eliseo Cruz procedía
a efectuarle una transfusión de sangre.
Gaitán
era un tipo de aspecto indígena y un tono de piel bastante oscuro. Él
conscientemente uso esto para para generar simpatía entre el electorado.
Los
que presenciaron el trágico evento (personas humildes en su mayoría:
limpiabotas, loteros, etc.) persiguieron al asesino mientras gritaban: "Mataron
al doctor Gaitán, cojan al asesino" hasta que finalmente un funcionario
de la Policía
lo introdujo en una droguería a unos cientos de metros del lugar donde ocurrió el
magnicidio e intentó protegerlo de la multitud que lo perseguía y lo empezó a
interrogar, el joven solo decía: "ay virgen santísima", dando
muestras de nervios y angustia.
La
multitud penetró en la droguería y golpeó a Roa Sierra hasta dejarlo sin vida,
para luego arrastrarlo por toda la carrera séptima hasta el Palacio de San
Carlos, donde dejaron su cuerpo destrozado, sin vida y desnudo.
Estos
hechos llevaron a la revuelta nacional en contra el gobierno
conservador de Mariano Ospina Pérez, a quien le exigían
la renuncia.
Ese
día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá,
a lo largo de la carrera séptima inicialmente pero que luego se fueron
esparciendo por gran parte de la ciudad para terminar extendiéndose a varias
ciudades de Colombia.
Además de los saqueos, hubo incendios provocados por los manifestantes:
incendiaron los tranvías, iglesias, edificaciones importantes y los mismos
locales saqueados.
En un principio la policía intentó tomar control del asunto, pero luego, algunos policías y militares se unieron a la revuelta propiciando armas y esfuerzos, mientras que otros tomaron las armas y abrieron fuego sobre los manifestantes.
Una de las consecuencias del bogotazo fue “la infantilización del pueblo colombiano” y el cierre de filas de las élites colombianas entre las que casi se logra colar Jorge Eliecer Gaitán. "Entre su asesinato y la caída del sol de ese día algo ocurrió para que la gente cruzara cierto límite. La gente estaba tomando un sentido de poder, aunque no tenía claro a dónde quería llegar. Era la expresión de dolor de un pueblo ante la muerte de un hombre que sentían que iba a ayudarles", Sin embargo, lo sucedido aquella tarde de abril fue resignificado, como un acto de barbarie e infantilismo del pueblo descontrolado.
"Lo que queda es que el Bogotazo es fundamentalmente un hecho de irracionalidad del pueblo, un desbordamiento. Y así se justifica que al pueblo se lo debe gobernar y es infantilizado.
Estimaciones señalan que al menos 147 casas quedaron destruidas o seriamente dañadas el 9 de abril de 1948.
El Palacio de La Carrera (hoy Casa de Nariño) no llegó a ser incendiado porque la Guardia Presidencial y francotiradores salieron a disparar indiscriminadamente a la columna que se acercaba para prenderle fuego.
La violencia partidaria y los magnicidios no eran algo nuevo en Colombia antes de 1948, sin embargo, desde esa tarde el enfrentamiento político adquirió nuevas dimensiones.
"El factor principal es que la muerte de Gaitán desencadenó en el periodo de violencia en toda Colombia. Fue la semilla, el germen de la violencia que luego tomó otras formas"
El periodista explica que con ese asesinato se multiplican enormes ataques en todo el país de los grupos conservadores contra los liberales, lo que da origen a unas guerrillas organizadas por estos últimas.
Las Farc se mantendrían en armas por seis décadas y recién en 2018 se integraron a la política partidaria colombiana.
Otra guerrilla que surgió en ese periodo, el Ejército de Liberación Nacional, todavía no acordó el desarme, aunque se encuentra en plenas negociaciones con el gobierno en la actualidad.
La política colombiana es históricamente tan elitista que tiene expresidentes y exvicepresidentes que tuvieron abuelos que también fueron mandatarios y por ello Gaitán era considerado inadmisible.
"Los 10 años previos de su asesinato son un recorrido de marchas y concentraciones más grandes de las que él mismo tenía previstas. La gente se agolpaba en las plazas para escucharlo. Ese fue el gran timbre que asustó a la clase política porque lo veían en ascenso".
Si bien Gaitán no logró romper con el muy arraigado elitismo, por su asesinato, su inédita forma de hacer política y relacionarse con la gente tuvo que ser replicada por los políticos de las siguientes décadas obligados a pedir el voto a la gente.
"Gaitán empezó a fracturar el elitismo de la política. Él creó un estilo que luego muchos políticos comenzaron a seguir"
El político se acercaba a la izquierda en algunas cosas, pero que tanto sus discursos como sus programas revelan que se lo puede calificar más adecuadamente como "el representante del ala izquierdista del Partido Liberal".
El país de la migración interna
Colombia era (y es) un país muy estratificado, donde el lugar donde uno vive define una posición y es reflejo de una condición socioeconómica.
Sin embargo, a la vez es el país de mayor movimiento interno en América Latina debido a los numerosos conflictos que ha atravesado en diferentes partes de su territorio.
"No solo sucedió un Bogotazo, hubo un Cucutazo, Cartagernazo o Medellinazo. Esto provocó un desplazamiento mayor. Al desatarse la violencia en las grandes ciudades se produjo un movimiento de personas hacia otros lugares en búsqueda de seguridad".
el asesinato de Gaitán, "la persona por la que se tenía tanta fe", hizo que muchas personas sintieran que desaparecía la esperanza y por ello gente en varias regiones de Colombia saliera a la calle con violencia y se desataran los enfrentamientos entre conservadores y liberales.
"De algún modo las personas tenían la impresión que las ciudades grandes ya no eran un lugar seguro y buscaron ubicar a sus familias en lugares alejados del conflicto. Lo paradójico es que la violencia posterior se asentó también en el área rural", los periódicos liberales que preguntaban por la muerte del caudillo eran silenciados.
Sus ediciones eran capturadas por la policía y después se reimprimían con los artículos "incómodos" cubiertos con cuadros negros o carteles en los que se puede leer "censurado".
Mientras que diarios conservadores fueron atacados por simpatizantes liberales, fundamentalmente en Medellín.
"Al principio los diarios en otras ciudades comenzaron a registrar la muerte de Gaitán con bastantes incongruencias. Los diarios conservadores decían que un menor con una boina verde era el que lo había matado, mientras los liberales acusaban a la policía conservadora".
Si bien el autor material del magnicidio, Jorge Roa Sierra, fue identificado y linchado, la autoría intelectual se mantiene como un misterio.
Es sabido que Gaitán era incómodo para las oligarquías a las que amenazaba con desplazar del poder, pero no se sabe de dónde vino la orden de matarlo.
"Es un país que tiene en su historia una especie de hueco negro que todavía no ha hallado una respuesta".
Juan Álvarez señala que después de ese 9 de abril se perdió la oportunidad de esclarecer dos aspectos de fondo: por qué mataron a Gaitán y cómo es posible que se viva en una democracia en la que un contendor político puede asesinarse.
"Después del Bogotazo la cantidad de candidatos asesinados no tiene parangón posiblemente en América Latina. Lo de Gaitán abre ese gran abismo que es la aniquilación del rival político y de las esperanzas de un sector de la sociedad".
Ese periodo, que empezó a la par del Bogotazo y que concluye a mediados de los 50 es conocido como La Violencia.
Después, la desmovilización parcial de estos grupos liberales dio paso al origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 1958, y así se inauguró el conflicto armado colombiano que se multiplicó con la aparición de otras guerrillas. "La política actual de Colombia nació el 9 de abril de 1948".
El
saldo de la revuelta fue de varios cientos de muertos y heridos. Las cifras van
desde 500 muertos reportados por un cable de la Embajada Alemana hasta la
extraoficial de más de 3.000. Los daños materiales correspondieron al incendio
y posterior derrumbe de 142 construcciones incluyendo casas particulares,
hoteles e iglesias del centro de la ciudad y múltiples saqueos.
Durante
el proceso judicial por el asesinato, se presentaron testimonios que indicaban
que Roa Sierra no fue el asesino, sino que fueron justamente él o los asesinos
quienes condujeron a la multitud a tomarlo como el culpable y acabar con su
vida. Otras versiones presentadas en el proceso indicaron que Roa Sierra sí fue
culpable, pero actuó motivado o en acuerdo con otra persona. La justicia
colombiana sentenció en 1978 que el asesino Juan Roa
Sierra era esquizofrénico, actuó por motivos personales y solos.
Diversos
analistas consideran que las consecuencias de este hecho contribuyeron a la
creación de posteriores movimientos guerrilleros como las FARC y el ELN.
La masacre de las bananeras.
El gobierno enfrentó las
protestas por medio de la represión, en noviembre de 1928, en la zona bananera
del Magdalena, estalló una huelga obrera contra la multinacional United Fruit
Company, para exigir mejores condiciones laborales. La exigencia de los
trabajadores al gobierno del presidente Abadía Méndez, quien militarizara la
zona, lo que ocasionó que en la noche del 6 de diciembre, un grupo de soldados
disparó contra los huelguistas. De este hecho se conoce la cifra de 13 muertos,
aunque el escritor colombiano Gabriel García Márquez, en su novela Cien Años de
Soledad, se habla de más de 3000, de tal forma que el número de cadáveres
pudiera llenar los vagones de un tren.
Espacios de participación, en
diferentes entidades a nivel departamental y municipal.
Bibliografía.
Textos.
ESPACIOS 9°- Editorial
norma
EXPLORADORES – CIENCIAS
SOCIALES 9 - Editorial Voluntad
NAVEGANTES – SOCIALES 9 -
Editorial Norma
ZONA ACTIVA – SOCIALES – 9 - Editorial Voluntad
AVANZA SOCIALES 9 - Editorial Norma
LINEAMIENTOS CURRICULARES DEL MEN
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